Un buen suelo...

Nuestras plantas necesitan un variado rango de nutrientes y minerales para lograr un buen crecimiento. La gran mayoría son absorbidos por sus raíces.

En un ambiente natural, todos los nutrientes y minerales vienen del medio, tales como la descomposición de hojas, insectos, secas animales, etc. Sin embargo, en un jardín, la fertilidad natural del suelo puede no ser la adecuada para el crecimiento de nuestras plantas, particularmente presentando un déficit en nutrientes. Esto significa que es muy importante ayudar a mejorar la calidad del suelo de nuestros cultivos.

Existen diferentes tipos de suelo. Todos quienes hayan jardineado en más de un lugar saben que varían significativamente. Algunos son arcillosos, otros más areonosos, otros más tierrosos... y asi muchos tipos de suelo. El tipo de suelo esta condicionado por sus características geológicas, topográficas (lugar) y por el historial humano de explotación en la zona. 

Suelos arenosos: son conocidos por ser más livianos y fáciles de cultivar. Se temperan bastante más rápido que otros suelos en primavera, pero no retienen muy bien la humedad. Al mismo tiempo esto hace que los nutrientes y minerales escurran más fácilmente que en otros suelos, por eso ese recomienda reforzar. 

Suelos arcillosos: se conoce también como suelos pesados. Estos suelos retienen de muy buena forma minerales y nutrientes, por lo que pueden ser muy fértiles. Por lo general también tienen bastante agua en su composición. Cuando el suelo esta mojado puede ser un tanto pegajoso y lento para drenar agua, por lo que se recomienda reforzar con ayuda para drenaje. 

¿Y las plantas que cultivamos en maceta?

Estas necesitan mayor cuidado aún en sus suelos, ya que cuando regamos el agua hace escurrir estos elementos (minerales y nutrientes) y el suelo, al no estar en contacto con un ecosistema vivo (como lo es el jardín directo en suelo), no hay una regeneración.

El ideal es fertilizar y mejorar los suelos cuando las plantas están activas o en crecimiento.

No hay una sola formula para todos los suelos, ya que depende del lugar, del tipo de suelo (arenoso, arcilloso, etc). lo importante es observar y analizar que podría estar faltando.